miércoles, 28 de mayo de 2008

Haciendo el vago en Don Det

Sabado 24 de Mayo de 2008

En Don Det



La isla era el rincon perfecto del vago. Sin nada que hacer, ni lugar a donde ir, la vida se reducia a dormir hasta tarde, tomar algo fresco tumbado en una hamaca y contemplando el colorido del cielo, selva y rio, y leer hasta que el calor insoportable te hiciera caer dormido con el libro entreabierto.

De todo esto, yo que soy un poco mas activo, solo tome lo de la lectura como disfrute de las horas de mas calor. Una vez mas de infinitas, el caballero de la Triste Figura iniciaba su tercera salida y cobraba vida en los campos castellanos, llenandolos de encuentros y razones.

Aproveche la mañana para caminar el perimetro de la isla. Una estrecha senda de tierra serpenteaba entre las cabañas sobre pilotes, que en cuanto se dejaba atras la zona de las posadas, se separaban mucho metros las unas de las otras, sin alejarse nunca del lecho del rio, de un intenso ocre. Arboles y palmeras tras las varandas de bambu que separaban los terrenos de cada casa regalaban una salvadora sombra bajo un sol que ya ardia a buena hora.





En el extremo sur de la isla, un puente dejado por los franceses sorprendia con su docena de ojos de hormigon para conducir a la otra isla, sin mas interes que la belleza de sus palmeras. Los niños se bañaban en el rio, saltando de los troncos de los arboles en piruetas sobre el agua. Otros, sin embargo, ayudaban a sus hermanos mayores en cualquier tarea, como extender al sol sobre plastico o bambu trenzado, el arroz aun con cascara de la cosecha, para secarlo bien antes de guardarlo en sacos dentro de los horreos de madera que habia tras cada casa.

Me llevo dos horas hacer la vuelta completa a la isla, y despues de comer me dedique a la lectura sin prisas. Dejando, al igual que los laosianos, fluir la vida como la mansa agua del rio que discurria a mi lado.

La tarde volvi a pasarla con Lanna, Philip y Aaron, que no se habian movido de la hamaca de sus chozas en todo el dia. Ya de noche se junto con nosotros Shin Sin, una viajera china que hablaba un perfecto ingles. Era la primera vez que yo conocia un viajero de esa nacionalidad, y aunque ella conservaba mucho del radical orgullo patrio chino chauvinista y excluyente, tenia a grandes rasgos la mentalidad abierta del viajero global. Era fotografa de profesion, y lo probo con creces con algun pase de fotografias que nos mostro en su portatil. Trabajaba para los directores chinos mas famosos, y habia creado los carteles de varias peliculas de los ultimos años. Yo, que soy lego en el tema, la hubiera mirado con incredulidad de no ser porque Philip, que parecia muy al dia del cine chino y de sus directores, confirmaba con asombro lo que ella nos contaba como cualquiera que cuenta su trabajo.

Lo que mas me sorprendia de ella era que, procedente de una cultura tan diferente, fuera capaz de hilar un delicado humor lleno de hilarante ironia. Pase uno de los mejores ratos de los ultimos dias, despidiendo con todos y en buena risa la noche a la luz de las velas.



Domingo, 25 de Mayo de 2008
En Don Det
El dia que dejase Don Det cruzaria la frontera con Camboya, unos treinta kilometros mas al sur. Habia pensado hacerlo este domingo; pero estaba pasando unos ratos tan agradables en la isla, que preferi quedarme y apurar el ultimo dia de visado que me quedaba para permanecer en Laos.

Fue un dia parecido al anterior: paseo matutino, lectura durante las horas de mas calor junto al rio; y por la tarde con los amigos, que seguian con su tonica de hamaca y siesta.




Jugamos al policia y al asesino, ese juego de cartas en qu hay que adivinar quien va puliendo uno a uno a los presentes. El juego es internacional, incluso en China es muy popular. Lo mas curioso fue observar divertido la discusion que se desencadeno entre una china, un holandes y tres canadienses, sobre con que reglas jugabamos. Porque cada uno trataba de demostrar que las de su pais eran las mas correctas y divertidas. El alegato apasionado de Shin Sin defendiendo las reglas chinas me dejo del todo sorprendido; aunque no menos lo hizo Aaron, que la rebatia sin perder el humor, pero sin bajarse de la mula tampoco. Estuve tentado de proponer las reglas españolas solo para divertirme viendo la reaccion de cada uno al nuevo ruido; pero preferi seguir observando atonito a aquellos embajadores de sus respectivas culturas.

Si algo ha caracterizado a la cultura europea de los ultimos siglos y hasta el presente, es su seguridad en que la verdad es unica, como un ente ideal aristotelico que esta ahi, como no puede ser de otra manera. Y por supuesto, la verdad de cada europeo es la suya, la que el cree, y la tiene que imponer al orbe a sangre y fuego si hace falta. Este sencillo pero dañino razonamiento ha escrito la Historia de Europa, y ha bañado en miseria y guerra la Historia del mundo desde el medievo; inquisiciones, guerras santas, evangelizacion de salvajes, cruzadas por la democracia... George Bush sigue apelando a esta verdad unica, que por supuesto es la verdad del mundo capitalista, para poner su bota sobre el ultimo rincon del mundo; y franceses, alemanes y britanicos les van a la zaga como pueblos tradicionalmente imperialistas. Bueno, esto ya lo sabiamos, siempre fue asi, no es asi? Ahora bien, lo que me detenia absorto contemplando la discusion sobre el juego de cartas, era que los chinos tambien fuesen aristotelicos, que tambien se creyeran poseedores de la verdad con mayusculas, unica e ideal, y la quisieran imponer al resto del mundo. Era momento de poner las barbas a remojar... Llegaria ese dia? Donde se habia quedado ese entrañable budismo, ese delicioso hinduismo, que toleran a todo y a todos, porque cada uno solo tiene una parte de la verdad, y la verdad como tal ni si quiera existe.

Total, que al final fui yo con mi picardia española el que los vapulee a todos en las partidas que jugamos. Por un momento, y en secreto, el chauvinista fui yo...






Cenamos en la orilla oeste, despidiendo un atardecer que yendose a la noche, centelleaba en el horizonte con varias tormentas lejanas que no llegaban a acercarse a nosotros. Tuve entonces ocasion de hablar mas en profundidad con Shin Sin, una inquieta mujer aun por autodescubrirse, aun por encontrar su lugar en el mundo. Con el abundante dinero de sus colaboraciones en el cine, se podia permitir trabajar solo unos meses para despues dedicarse a viajar otros seis, por donde mas le apeteciera. Aunque su frustracion era Europa: por mas que lo habia intentado, nunca habia conseguido el visado para poder viajar y fotografiar las ciudades con las que tanto habia soñado.

La conversacion se volvio despues mas interesante. Ella venia de Beijing, la gran urbe china, y su mundo urbano era el extremo opuesto al de aquella isla rural. Muchos de sus amigos eran ricos empresarios que se gastaban millones en un fin de semana, por ejemplo, pagando un vuelo privado para desplazarse con todos sus amigos a un hotel de lujo en Hong Kong, y celebrar alli una fiesta por todo lo alto, sin pararse a pensar cuanta gente podria vivir durante años con ese mismo dinero malgastado. Pero ninguno de aquellos ricos extravagantes, o de sus demas amigos de la urbe, profesionales y clase media, era tan feliz como cualquiera de los laosianos que sonreian al paso desde sus hamacas o desde los arrozales. Al final la felicidad parecia no radicar tanto en cuanto tienes, sino en cuan poco necesitas; no estaba muy lejos de la enseñanza filosofica budista este razonamiento. Cuanto mas sencilla es la vida, mas feliz se suele ser. Siempre, claro esta, que unas condiciones basicas de subsistencia digna esten cubiertas. Quien solo porta poco mas que una maleta como equipaje en el camino de la vida, suele llenarla de momentos, de amigos, de solidaridad, y de armonia en una comunidad. No lleva en ella el miedo a perderlo todo del que todo lo tiene, puede mirar con dulzura y franqueza los ojos de sus semejantes. Puede decir que quien esta a su lado, sus amigos, lo esta por lo que es, no por lo que tiene. Puede sentarse al lado de la Naturaleza sin el pesar en la conciencia de ser corresponsable de su destruccion.
Que sentido, que meta, tiene esta vida complicada, acelerada y consumista en que nos hemos metido?
El agotamiento de los recursos naturales que nos sostienen sera posiblemente el que nos despierte de esta soterrada pesadilla, y nos devuelva a la Naturaleza de la que nunca debimos separarnos tanto.
A la luz de las luciernagas acompañe a su choza a otra entrañable amiga que dejaria en el camino, y regrese a la mia con las primeras gotas de una atronadora tormenta que disfrute en soledad bajo el porche de la habitacion, mirando como se mecian las ceibas al viento, y como se espesaba el aire oscuro de la noche con la manta pesada que hacia hervir al Mekong.